martes, 30 de marzo de 2010

Rápido, fácil, eficaz


Muchas son las tentaciones que se encuentra un diseñador web en su particular vagar por el desierto de las necesidades del cliente. Cada transición y cada animación suponen una oportunidad de romper con todo lo dispuesto anteriormente. Pero lo más complicado para un diseñador web no es lucirse. Todo lo contrario. Se trata de hacerle caso a esas tres voces que llaman a la puerta del subconsciente cuando el talento está a punto de manifestarse: rapidez, legibilidad y navegabilidad.

La buena página web es la que aúna estos tres elementos. Hay que preguntarse qué necesita el cliente y qué espera el usuario de su visita al sitio del primero. La rapidez implica archivos de bajo peso y ágiles al abrirse. Se debe pensar que si alguien visita una web sin estar ya predispuesto le dará a la x de cerrar como la pantalla permanezca en blanco más de cinco segundos.

Por otro lado, aquel sitio que no deje claro en su página de entrada qué es lo que pretende reducirá su efectividad en un porcentaje altísimo. Esto es la legibilidad. Un golpe de vista ha de ser suficiente para encarrilar la visita, los contenidos harán el resto. La navegabilidad es el otro factor clave. Hay que pensar en el usuario potencial y en sus aptitudes y aplicarlo al diseño. De lo contrario, la imagen que se dará es la de inutilidad.

Esta es la buena página web. Sin embargo, la mejor es la que, con todo esto, sí satisface las expectativas del diseñador.

Ana Bozzano @ 2010 SC&M Sandalines Comunicación & Marketing

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