martes, 3 de noviembre de 2009

Bonito, es Bonito, Pero...



Cuando se presenta la imagen de una campaña o el diseño de algún elemento de la misma, nos formulamos la pregunta de a quién tenemos que complacer:

¿Al cliente?, en teoría es quien “pone la pasta” ¿no?, ¿Al creativo?, sus varios años de formación lo han preparado para ello, ¿Al hijo del cliente? Ha hecho un curso en CCC de diseño web a distancia, ¿al publicista?, su visión psicológica-social nos dirá como ha de ser…

Vamos a ver, antes de empezar, nos conviene recordar quienes intervienen en este entresijo tan complejo; por un lado nuestros clientes, con sus productos y servicios, y por otro sus clientes potenciales con sus necesidades.

Si nuestro enfoque reside en complacer al cliente, tendremos un cliente contento sí, pero ni conseguirá sus objetivos ni confiará más en nosotros. Si por el contrario buscamos un diseño centrado en los gustos y las preferencias de “sus” clientes, seguro que nuestro resultado mejorará.

Pero, ¿Qué hacer para conseguir “el éxito”?

Vamos a tomar consejo de lo que apuntaba un célebre "filósofo" oriental:

“Vacía tu mente, se amorfo, moldeable, como el agua. Si pones agua en una taza se convierte en la taza. Si pones agua en una botella se convierte en la botella. Si la pones en una tetera se convierte en la tetera. El agua puede fluir o puede golpear. Sé agua amigo mío”. Bruce Lee

La clave está en ser “nuestro cliente”.

Conocer que le motiva, como vive, cuáles son sus aspiraciones, sus sueños, sus objetivos; solo haciéndonos “clientes” sabremos cómo debe de ser la creatividad y el diseño que hemos de emplear.

Ahora ya no importa el gusto del cliente, ni la profesionalidad del diseñador, ni tan siquiera la exenticencia del publicista, lo único importante es cumplir con el objetivo: Vender (que de esto estamos hablando ¿no?).

Vicente Garcés Sandalines

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