Aunque las imágenes lo dicen todo, creo que es necesario explicar detalladamente este artículo que estoy publicando en el blog de SC&M .
El equipo de diseño de Publicis Mojo, una agencia de publicidad de Nueva Zalanda, ha creado esta campaña para la OGN neozelandesa CALM (Campaign Against landmines), que significa campaña contra las minas antipersona. Lo más ingenioso de la campaña es que la foto de un niño en los paquetes de ketchup, hace que cada vez que se abra uno de los paquetitos para poner ketchup a una hamburguesa, al romperlo por la línea de puntos, también le estamos arrancando el pie al niño de la foto, al igual que hacen las minas antipersona, y el efecto es más dramático, porque al salir el ketchup, parece que el niño se esté desangrando por la herida causada al haberle arrancado el pie al abrir el paquetito de ketchup.
Desde luego, si pretendían concienciar a la gente, creo que lo han conseguido con un 100% de éxito, porque me estoy imaginando las caras de la gente que van a las hamburgueserías en Nueva Zelanda, a comerse una jugosa hamburguesa, y al abrir el paquetito de ketchup y echarlo sobre la hamburguesa se dan cuenta de que el niño de la foto se está desangrando (la sangre es el ketchup).
Creo que el efecto causado es brutal, pero me gustaría saber qué pasaría si esta campaña se extendiera a Estados Unidos, el país de las hamburguesas por excelencia, o si gigantes de las hamburguesas como Burguer King o McDonalds decidieran utilizar esta campaña contra las minas antipersona en sus establecimientos (estoy seguro de que esto no ocurrirá nunca...).
Como SC&M somos una agencia de marketing y publicidad, y estamos concienciados con las causas sociales, y además estamos utilizando las redes sociales para promocionar nuestra empresa y las de nuestros clientes, me ha parecido oportuno publicar esta noticia para hacer pensar a nuestros clientes y amigos sobre este tema tan duro, pero tan real en este siglo XXI.
En el otro lado del paquetito de ketchup, se puede leer: " En 89 países, pisar una mina es todavía algo normal ".
Juan Rodriguez Villà
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